(curare) Curatoría y mercancía: la presencia del objeto de arte.

En los últimos años ha habido una especial orientación a incluir la práctica curatorial en las ferias de arte. Coincidentemente un nuevo conjunto de sensibilidades se ha introducido en el arte contemporáneo, tratando las formas en que la mercancía, y la economía que la rodea, activan nuestro sector. Bajo estas condiciones, en orden de comprender los objetos, tendremos que reconocer que cada obra de arte es hoy ante todo una mercancía. Quienes somos un poco más conservadores, nos inclinaremos a creer que el arte es mucho más que eso, y es posible que algunos formatos expositivos nos den cierto alivio al respecto y ayuden a pensar el arte como algo más. Sin embargo en el contexto de una feria de arte este esfuerzo se vuelve complejo de articular. Es este modelo de exhibición el lugar donde el arte parece no tener otra posibilidad que ser un objeto más del mercado.

Como señala el curador Joshua Simon en su libro Neomaterialism incluso cuando artistas, curadores, críticos y espectadores optan por una comprensión íntima, narrativa, simbólica crítica, o cualquier otra de los objetos artísticos, en una exposición sin embargo toda obra de arte dialoga con el lenguaje de la mercancía.[1] En el pensamiento marxista la mercancía se compone de dos valores: valor de uso y valor de cambio. Pero señala Simon, y como otro motivo de alivio para los más conservadores, que la mercancía es ante todo una presencia.[2] La obra de arte sin duda lo es. A diferencia de todas las dificultades que como seres humanos vivimos en nuestra vida cotidiana esforzándonos por adaptarnos a cada contexto, en busca de una identidad o de conocimiento, los objetos tienen la capacidad de existir en todo momento y lugar, siendo libres de cualquier tipo de dificultad de aclimatación. ¿No es acaso ésta una característica de la obra de arte en el mundo contemporáneo?.

Vista de la Feria Ch.ACO 2015, Estación Mapocho, Santiago de Chile / Imágen cortesía #FeriaChACO

Vista de la Feria Ch.ACO 2015, Estación Mapocho, Santiago de Chile / Imágen cortesía #FeriaChACO

Es tal vez esta adaptabilidad de los objetos uno de los desafíos más grandes para la práctica curatorial en el contexto de las ferias de arte. Los curadores, en nuestra labor cognitiva, nos vemos sometidos al ejercicio de detectar, descifrar y comprender las diferencias discursivas y contextuales donde insertar las narrativas de nuestros ideales o preocupaciones profesionales de cara al mercado. Diferencias que el objeto mismo no percibe ni resiente, porque no se le pide más que comportarse como una mercancía. Como entiendo la curatoría, ésta es una práctica en la que se intenta, desde diferentes ángulos investigativos, aproximarse al trabajo del artista estableciendo un diálogo con su profundidad discursiva, emotiva, e imaginativa, para mediante su exhibición ponerlo en relación con otras formas de arte y de vida. Porque al final del día lo que el artista hace es crear un objeto que aspira a una presencia, para lo cual el espectador es fundamental. Es posible que desde mediados del siglo XX, con el Minimalismo y el requerimiento del espectador para completar la obra, esta relación artista-obra-espectador haya trascendido los formatos expositivos, transformándose en una sola unidad objeto/sujeto.

Pero no nos olvidemos de la presencia. Con el tiempo, desde que aparecieran las críticas al mercado y a los ciclos de explotación promulgadas por el intercambio de mercancías, las ferias de arte han comenzado a cambiar sus dinámicas transformándose en un lugar de encuentro de profesionales donde no solo se transan los valores de la obra, sino que también se articulan y confrontan los discursos en relación a las necesidades críticas del mundo del arte. En ellas la figura del curador ha tomado protagonismo en cuanto que se ha vuelto una especie de mediador entre el valor de cambio (considerando que el arte es mayormente un bien no utilitario) y la presencia del objeto de arte. La pregunta es ¿Qué podemos hacer los curadores ante la natural condición mercantil del objeto de arte para dirigir en igual medida la atención hacia su carga emotiva o conceptual en el contexto de una feria de arte?.

Vista de la Colección FAVA en Feria Ch.ACO 2015, Estación Mapocho, Santiago de Chile / Imágen cortesía #FeriaChACO

Vista de los Pop_UP spaces en Feria Ch.ACO 2015, Estación Mapocho, Santiago de Chile / Imágen cortesía #FeriaChACO

En la actualidad, como bien señala Terry Smith en su libro Thinking Contemporary Curating, los curadores asumen roles mucho más allá de la organización de exhibiciones, incluyendo en su práctica la labor de re-imaginar los museos, escribir la historia de la curatoría, la creación de plataformas discursivas, así como repensar al espectador. Curar se ha transformado en un verbo producto de la nueva hiperactividad curatorial, en especial desde que la producción de exposiciones comenzara a aumentar considerablemente en los años noventa. Incluyendo todas las nuevas labores curatoriales mencionadas por Smith en una misma, son las exposiciones (colectivas, temporales o permanentes así como las exposiciones internacionales a gran escala y las ferias) la principal manera en que hoy el arte contemporáneo es visto, mediado, experimentado e historiado.[3] En las nuevas dinámicas ofrecidas por las ferias de arte los gestos curatoriales y artísticos de seleccionar, organizar y mostrar se superponen y chocan, especialmente cuando entran a participar de ellas diversos formatos expositivos o secciones curadas como Solo Projects, Opening, Statements o Popups, donde en muchos casos los artistas se presentan en solitario.[4] En ellas el curador tiene la labor de informar, desarrollar y comunicar en el amplio rango y la complejidad de relaciones que involucra la obra de arte.

Vista de los Pop_UP spaces en Feria Ch.ACO 2015, Estación Mapocho, Santiago de Chile / Imágen cortesía #FeriaChACO

Vista de los Pop_UP spaces en Feria Ch.ACO 2015, Estación Mapocho, Santiago de Chile / Imágen cortesía #FeriaChACO

Todo esto me lleva a pensar que en estos nuevos formatos expositivos que combinan todo tipo de estrategias, se hace cada vez más evidente que la esencia de la producción de la obra – de su intercambio, y también de su significado – no es hecha solo por la persona que crea el objeto en su materialidad, sino por todo el conjunto de agentes que participan en el campo. Entre ellos se encuentran los artistas, críticos, coleccionistas, intermediarios, curadores, etc.: en definitiva todos aquellos que tienen vínculos con el arte, que viven para el arte y se enfrentan entre sí en luchas donde la imposición, de no sólo una visión particular del mundo, sino también una visión del mundo del arte está en juego, y que a través de estas luchas, participan en la producción del valor del artista y del arte en sí mismo.

La labor curatorial cobra cada día más importancia en la medida que el mercado del arte se hace más fuerte, potenciado por la incrementación del valor de los objetos y las experiencias. En medio de este panorama el curador, quién a sabiendas que la mercancía existe como elemento detractor de toda subjetividad, debe encontrar el modo en que el objeto sea más que un objeto. Para esto debe conseguir que la obra de arte sea mirada de cerca, no tan solo como objeto y mercancía, sino en el ejercicio abstracto del pensamiento en el cual la mente se funde con la materia para ver el mundo no desde el punto de vista del sujeto, sino desde dentro de los objetos y hacia fuera, consiguiendo que no haya ningún valor que la despoje de su presencia. Si la mercancía trabaja como detractora de la subjetividad, el curador debe trabajar como un transformador de las condiciones de existencia de los objetos para que verdaderamente puedan existir en todo momento y lugar, nunca en adaptación a su entorno, sino en su hábitat y energía particular.

[1] Simon, Joshua. Neomaterialism. Steinberg Press, 2013.

[2] La idea de Simon hace un guiño a la afirmación hecha por Michael Fried en su conocido texto Art and Objecthood (1967) donde éste dice presentness is grace refiriendo al carácter de presencia de la obra de arte sobre el objeto.

[3] Smith, Terry. Thinking Contemporary Curating. Independent Curators Inc. 2012

[4] Estas son sólo algunos ejemplos de secciones curadas en ferias como Arco Madrid, Art Basel y Ch.ACO en las cuales el rango de proyectos a cargo de curadores van desde individuales de artistas jóvenes o instalaciones de gran formato de artistas reconocidos, a la exposición de espacios emergentes o colectivos artísticos que aún no se han consolidado en el mercado.

Este texto fue escrito para el catálogo de la 6ta edición de la Feria de Arte de Santiago de Chile Ch.ACO donde participé como curadora de la sección Pop_UP Spaces, dedicado a espacios independientes chilenos.

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