Una Bienal política que también es poética

Untitled (12th Istambul Biennial) es el título que intenta nominar a la presente Bienal de Estambul. Aunque suene ambiguo, el nombre busca enfatizar lo complejo de las relaciones entre las obras de arte presentes y nuestra vida actual. Específicamente este Sin título, construido del mismo modo en que el artista Félix González-Torres titulaba sus obras (Untitled, seguido de una descripción entre paréntesis) niega de algún modo la posibilidad de poner nombre a la Bienal, en pro de hacer crecer su significado visual y poético, antes que conceptual.

Los años en que González-Torres (1957-1996) creó y produjo su obra, a mediados de la década de los ochenta y principios de los noventa, eran tiempos en que el reclamo de los derechos civiles y, en específico, las manifestaciones contra la discriminación de los homosexuales y la lucha contra el Sida, estaban en plena efervescencia. Si bien en los tiempos que corren muchos de esos reclamos ya han encontrado solución -o al menos se han acomodado-, el motor que lleva a las ciudadanos de ayer y hoy a salir a las calles sigue siendo el mismo: hacer del mundo un lugar mejor.

Vivimos en busca de la felicidad. Todo lo que hacemos tiene como objetivo ser cada día un poquito más felices. Vivimos la complejidad de nuestras relaciones humanas, nos movemos entre vínculos afectivos, de amigos, de familia, de trabajo y de pareja, en una búsqueda interminable de amor y contención, de dar y recibir, de sentirnos parte de algo y ser reconocidos como alguien. Buscamos nominar nuestras relaciones y a nosotros mismos como sujetos.

¿Si es tan complejo nominar las relaciones tanto afectivas como políticas, poéticas y humanas, no será más fácil describirlas?,¿No será eso lo que buscaba hacer Félix González-Torres al no titular sus obras, sino solo dar una pequeña descripción, un guiño que guiara nuestra atención hacia ellas para que la poesía de la obra emergiera?


Edificio de la Bienal de Estambul, Turquia. Foto: Carolina Castro J.

Maqueta del proyecto museográfico de Ryue Nishizawa. Foto: Mahmut Ceylan. Cortesía: Bienal de Estambul


En esta Bienal no hay obras de González-Torres, pero el título de la exposición y sus temas están basados en su trabajo, y la identidad visual de las exposiciones se inspira en su estética minimalista. La filosofía de esta Bienal es situar las inquietudes y pensamientos de los artistas, sus miradas y acciones específicas respecto a lo político, lo social y lo personal, tomando como punto de partida el activismo comprometido de la obra de este artista cubano-estadounidense.

Muchos esperarían que otro aspecto fundamental de esta Bienal fuera, como ha sido en sus once ediciones anteriores, su diálogo con la ciudad, pero esto ha cambiado radicalmente. Untitled (12th Instambul Biennial),no dialoga de manera directa con Estambul, sino que lo hace con sus habitantes, creando un espacio íntimo dentro de ella. Los curadores, Adriano Pedrosa y Jens Hoffmann,  guiados por el intimismo de la obra de González-Torres y de las obras que conforman la exposición, decidieron que lo más adecuado sería que todo el proyecto se concentrara en sólo dos edificios que colindan con el Istambul Modern, el Museo de Arte Moderno.

Los Antrepo 3 y 5, pertenecientes a un antiguo complejo aduanero a orillas del Bósforo, han sufrido una gran transformación con el proyecto museográfico diseñado específicamente para esta Bienal por el arquitecto Ryue Nishizawa, quien ha conseguido reflexionar al mismo tiempo que los artistas y crear el ambiente adecuado para la curaduría. Sin quitar protagonismo a las obras, la arquitectura que las contiene es soberbia en toda su amplitud: unos delgados y aislantes muros de acero que imitan contenedores, dispuestos en interminables pasillos que se proyectan como pasajes del espacio donde se  narra la exposición.  Los diferentes espacios y pasillos crean una especie de ciudad, con sus plazas y barrios, lo que estimula múltiples posibilidades de mirar y recorrer la Bienal.


Obra de Félix González-Torres en Specific Objects without Specific Form, retrospectiva en Wiels with Erg (Ecole de Recherche Graphique), Escuela Superior de Artes, Bruselas, 2010. Foto: Marc Wathieu

 

Félix González-Torres, Untitled (Ross), 1991, caramelos. Foto: Marc Wathieu

Untitled está comprendida por cinco exposiciones colectivas rodeadas por 55 exposiciones individuales tanto de artistas emergentes como de otros más establecidos. Reunidas bajo un tema en particular, e inspiradas cada una en una obra de González-Torres –Untitled (Passport)Untitled (Ross), Untitled (Death by Gun), Untitled (Abstraction) y Untitled (History)-, éstas se topan, se friccionan, se acarician unas con otras, produciendo una especie de encuentro amoroso en el que nada sobra ni nada falta, porque funcionan como un todo.

Comenzaré el recorrido por Untitled (Ross), inspirada en la obra del mismo nombre realizada por González-Torres en 1991, una montaña interminable de caramelos envueltos en celofán de colores. El título es un homenaje a Ross Laycock, pareja del artista, quien fuera motor principal de su obra y, como señalaba González-Torres, su único espectador. La exposición nos introduce a un mundo en que lo personal y lo político van de la mano, explorando temas de amor, relaciones, familia, identidad, deseo, sexualidad y pérdida. Ross, al igual que González-Torres, murió producto de las complicaciones del Sida, y desde entonces el artista realizó un gran número de obras que trabajan en torno a su ausencia.

En la colectiva Untitled (Ross) la mayor parte de las piezas gira en torno al amor en general y en específico al amor gay. La pieza The Black and White Diary (2009), del colectivo Michael Elmgreen and Ingar Dragset, busca de algún modo definir un círculo familiar y amistoso en torno a su relación de pareja. Así como en la nominación de Untitled hay algo que es indefinido, las relaciones gays suelen vivir la compleja indefinición de sus dinámicas dada la presión social y su contexto. Esta pieza consiste en 364 fotografías en blanco y negro que los artistas han hecho de sus amigos en un entorno cotidiano en los últimos años.  Al modo de fotografías de velador o escritorio, completamente cercanas, uno va encontrando imágenes de parejas comprando el diario, parejas desayunando en sus camas, teniendo sexo, caminando por el parque, travestis en las calles,drag-queens… El recorrido del largo pasillo de imágenes se vuelve un contenedor visual de la historia de todas esas personas, generando sensaciones que nos llevan a nuestros propios recuerdos.  De algún modo nuestra sensibilidad se ve afectada por una sensación de abandono profundo, de extrañar algo o a alguien que ya no está ahí presente y solo vive en nuestra memoria. González-Torres evoca la presencia de Ross a través de caramelos que nunca se terminan para que la imagen de Ross nunca desaparezca, al igual que las personas de esas fotografías.


Michael Elmgreen and Ingar Dragset, The Black and White Diary, 2009, 365 fotografías en blanco y negro e impresiones a color desaturadas, dimensiones variables. Foto: Carolina Castro J.

Michael Elmgreen and Ingar Dragset, The Black and White Diary, 2009, 365 fotografías en blanco y negro e impresiones a color desaturadas, dimensiones variables. Foto: Carolina Castro J.

Instalación de Group Material, selección de documentos que forman una cronología del Sida en los años 80, 1989, materiales y dimensiones diversos. Cortesía de Fales Library and Special Collections, New York University, Nueva York, y Bienal de Estambul


Félix González-Torres buscaba también la reivindicación de los derechos homosexuales a través de un trabajo profundamente poético. En esos mismos años el grupo de artistas Group Material trabajaba activamente en campañas de información e impacto social para generar conciencia en la sociedad estadounidense sobre la falta de compromiso del gobierno de Ronald Reagan en la prevención y cuidado de los enfermos de Sida. De este modo, la sala dedicada a la documentación de Group Material convive con Untitled (Ross) desde un punto de vista más político.

Entre ambos lugares, político y  privado, se encuentra el video de Akram Zaatari Tomorrow Everything Will Be Allright, (2010), un chat realizado en las hojas de una máquina de escribir entre una pareja que ha tenido una pelea o acaba de separarse. Uno escribe en color rojo, el otro en negro, manteniendo un diálogo fluido como si se tratara de un chat de computador en el cual discuten asuntos profundos y banales de su situación. Faltas, apego, expectativas, preguntas sin respuesta van apareciendo en el diálogo que toda pareja ha tenido alguna vez en medio de una ruptura. La pieza se torna un autorretrato colectivo que nuevamente apela a la simbología del amor.


Akram Zaatari, Tomorrow Everything Will Be Alright, 2010, video digital, 12 min. Foto: Carolina Castro J. 

Akram Zaatari, Tomorrow Everything Will Be Alright, 2010, video digital, 12 min. Cortesía del artista y Galerie Sfeir Semler, Beirut, Líbano. Foto: MUSAC, León, España 

Leonilson, Untitled, 1989, acuarela y tinta negra sobre papel, 32 x 24 cm. Cortesía: Guilherme Salvatore


Junto a esta sala encontramos la obra del fallecido artista José Leonilson. Conformado por diferentes dibujos y bordados, su trabajo cobra aún más sentido en torno a su ausencia y, específicamente, la de Ross. Sus dibujos hablan directamente del amor, están dedicados a alguien de quien el artista estuvo enamorado, pero su mensaje poético se vuelve abiertamente político al señalarse a sí mismo y a sus pares gays como una minoría. Una obra delicada y provocadora frente a la cual es imposible no reaccionar.

Otro notable trabajo en la sección Ross es el de Hank Willis Thomas, quien rescata la estética de los carteles de lucha de las minorías negras en los años cincuenta y sesenta, cuyas referencias vienen de las fotografías de Ernest Withers. En una sala se disponen linealmente sus más de 30 pinturas en blanco y negro, que contienen frases como I AM A MAN , I AM  WOMAN, I AM… A modo de letanía contemporánea, la instalación es limpia y directa. Si miramos con detención, podríamos señalar que Willis Thomas es con esta serie de microhistorias de reivindicaciones de cada individuo lo que On Kawara es a la gran historia del mundo con su serie de pinturas de fechas.


Hank Willis Thomas, I Am a Man, de la serie I Am. Amen, 2009, 20 paneless, Liquitex aobre lienzo. 65 x 49 x 5.7 cm cada uno. Foto: Carolina Castro J.

Entrada a la sección Untitled (Abstraction). Foto: Carolina Castro J 

Charlotte Posenenske, Square tubes, de la serie DW, 1986, cartón corrugado. 152 x 107 x 30 cm. Foto: Mahmut Ceylan. Cortesía: Bienal de Estambul


En otra sala de Antrepo se encuentra Untitled (Abstraction), inspirada en la obra de González-Torres Untitled (Bloodwork-Steady Decline, 1994), que buscara subvertir las formas abstractas en algo político, corpóreo e incluso orgánico. En esta colectiva, montada con una rigurosa lógica curatorial, conviven planos de colores, formas puras, espejos, pinturas planas, fotografías e incluso películas de cine, fruta, hormigas y texturas realizadas a mano alzada. Las enormes estructuras de cartón corrugado de Charlotte Posenenske que aluden a tuberías de aire acondicionado conviven sutilmente con los delicados Bichos de Lygia Clark, aludiendo a la simpleza de las ideas. 

Lygia Clark, Crab Beast (Bicho Caranguejo), 1960, aluminio, 30 x 16 x 1 cm. Foto: Mahmut Ceylan. Cortesía: Bienal de Estambul

Lygia Clark, Bicho, 1960, aluminio, 30 x 30 x 10 cm. Foto: Carolina Castro J.


Por otra parte, el solo show de Dóra Maurer muestra de una manera elegante y delicada cómo la abstracción y la geometría están presentes en las formas de la naturaleza, y cómo estas definen la forma del espacio que ocupan. Sus dibujos de grafito Hiden Structures Series realizados en 1977 dialogan a la perfección con la sala contigua en que se encuentra la obra de Renata Lucas Failure, 2003. Un piso de madera con bisagras que van cambiando de posición diariamente, modificando la configuración del espacio y creando la sensación de inestabilidad del lugar sobre el cual estamos parados. A modo de movimiento telúrico abstracto, las placas nos recuerdan la fragilidad del hombre en un contexto determinado.

Dóra Maurer, Seven Twists, 1979, 23 x 23 cm cada uno (4 de una serie de 5), impresión de plata. Cortesía: Vintage Gallery

Renata Lucas, Failure (Falha), 2003. Foto: Carolina Castro 

Lygia Pape, Divisor, 1968–85, 2,000 x 2,000 cm, performance. Cortesía de la artista. Registro: Paula Pape. Foto: Mahmut Ceylan para la Bienal de Estambul


Lygia Pape presenta el último registro de su obra Divisor, 1969, una pequeña foto de la acción realizada en Río de Janeiro en que miles de personas insertan su cabeza en una gigantesco manto blanco de tela. Esta obra, al igual que la de Lucas,  está cargada de un sentimiento humano colectivo, al ver a la humanidad como una masa  blanca y pura en movimiento hacia una felicidad próxima y común.El trabajo 16mm Singularity, 2010, de Alexander Gutke, es sin lugar a dudas uno de los más poéticos de la Bienal. Una cinta fílmica de 16 mm y de casi 50 metros de largo recorre de forma cíclica todos los muros que forman el espacio de la colectiva Untitled (Abstractions). En una esquina inferior, el film es proyectado en loopen una pequeña pantalla de apenas de 15 cm. En la imagen de la proyección se puede ver una cinta métrica escala 1:1 que, transcurriendo cuadro a cuadro, le hace ver al espectador la medida de la sala. Segundos y centímetros (tiempo y espacio) nos sugieren que existen los límites y que las cosas tienen una medida que es también finita, al igual que cualquier construcción humana.

Por otra parte, Gabriel Sierra, en un trabajo infinitamente simple, nos recuerda a su modo la imposibilidad de medir en este caso lo orgánico. Su pieza, Sin título (Soporte para lección de matemáticas), 2007, consta de un plato de frutas atravesadas por unas reglas de madera con un aspecto muy parecido a un bodegón de pintura. La obsesión del hombre por cuantificar sus objetos, medir su tiempo y clasificar sus acciones es trasladada por ambos artistas a una pequeña y sutil parodia de nuestras propias manías y operaciones de control sobre lo que nos rodea.

A diferencia de lo que uno pensaría, la reconocida artista Iraní, Mona Hatoum, forma parte de esta colectiva con uno de los trabajos más leves y tenues. Hair Grid with Knots 6, 2003, consiste en un pequeño y simple dibujo que representa una grilla realizada con pelo humano. Este trabajo nos habla de la condición del cuerpo del otro a través de una representación metonímica de éste. A su lado, Jorge Macchi presenta una obra hecha en papel de periódico con sus reconocidos recortes, y lo único que podemos ver es la frase Ouro Preto (Oro Negro), nombre de la ciudad brasileña que fue explotada en la Colonia a través de la extracción de oro por parte de los portugueses. Dos trabajos completamente abstractos que hablan del cuerpo y su explotación.


Alexander Gutke, Singularity, 2010, film de 16 mm. Foto: Mahmut Ceylan. Cortesía Bienal de Estambul 

Alexander Gutke, Singularity, 2010, film de 16 mm. Foto: Mahmut Ceylan. Cortesía Bienal de Estambul

Gabriel Sierra, Untitled (Support for Math Class/Sin título (Soporte para lección de matemáticas), 2007, reglas, plato y frutas, dimensiones variables. Foto: Carolina Castro J.

Jorge Macchi, Ouro Preto, 2009, tres capas de periódicos recortados, 56 x 35 cm. Foto: Carolina Castro J.


En Untitled (Passport), la obra de Félix González-Torres es una edición ilimitada de pequeños libros con forma de pasaporte en cuyas páginas es posible ver la imagen de un pájaro cruzando un cielo tormentoso. Evidentemente este trabajo habla del movimiento y la libertad y la noción de viaje en busca de un destino mejor. González-Torres reflexiona sobre la importancia de la búsqueda de identidad que nos vuelve capaces de cruzar cualquier frontera, a pesar de los impedimentos sociales, en busca de nuestra felicidad. Entre los artistas vinculados con esta exposición encontramos la muestra individual de Rosangela Rennó Imemorial, un extenso archivo que relata las ruinas de Brasilia,  fotografías de los obreros que la construyeron a fines de los años 50 y otras fotografías históricas robadas de la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Un profundo trabajo de investigación que nos vuelve conscientes de que en muchos casos la memoria es negligente, con lo cual la herencia historia tiene muchas posibilidades de ser contada de manera confusa y amnésica.

Entrada a la sección Untitled (Passport). Foto: Carolina Castro J.

Rosangela Rennó, Imemorial, 1994, 40 impresiones fílmicas ortocromáticas, 10 impresiones a color, aluminio, marcos de hierro, tuercas. 60 x 40 x 2 cm. Foto: Carolina Castro J.

 

Rosangela Rennó, Imemorial, 1994, 40 impresiones fílmicas ortocromáticas, 10 impresiones a color, aluminio, marcos de hierro, tuercas. 60 x 40 x 2 cm. Foto: Carolina Castro J.


La construcción de la identidad de un pueblo es al mismo tiempo la construcción de las identidades individuales. En este sentido, la instalación de Vesna Pavlovic Search for Landscapes nos acerca a un mundo biográfico a través de las imágenes de vacaciones de familia y destinos turísticos emblemáticos. Las fotografías salen de varios proyectores de diapositivas que van montando unas imágenes con otras, a modo de recuerdos que llegan a nuestra cabeza espontáneamente, desordenados y creando relaciones entre el pasado y el presente. Los lugares de las diapositivas se van volviendo familiares, construyendo un paisaje común.

Vesna Pavlovic, Search for Landscapes, 2011, proyección de diapositivas. Foto: Carolina Castro J. 

Vesna Pavlovic, Search for Landscapes, 2011, proyección de diapositivas. Foto: Carolina Castro J.


Siguiendo la línea de lo personal y lo político, en Untitled (Passport) aparece también lo propio, la búsqueda insaciable de la pertenencia, de integración al mundo que nos rodea mediante la constitución de nuestra identidad. Somos hombres, mujeres, nacidos en un lugar, con una ocupación, ordenamos, jerarquizamos y nombramos las situaciones y también los objetos que nos rodean. Fathers es una serie de fotografías presentadas por la artista Taysir Batniji, ejercicios taxonómicos que buscan mostrar la estética de la desaparición creando un estado intermedio o un no-estado de las cosas. La conexión que establece entre la imagen de la foto del padre y los elementos que la rodean comprenden una analogía de la historia y su contexto. La fotografía del padre se alza como un monumento privado, un referente familiar, un recordatorio social del patriarcado y de la genealogía pública  de la memoria colectiva.

Taysir Batniji, Fathers, 2006, serie de 34 impresiones digitales, 54 x 74 cm c/u. Edición de cinco. Foto: Carolina Castro J..

Simon Evans. Foto: Nathalie Barki. Cortesía: Bienal de Estambul 

Simon Evans. Foto: Carolina Castro J.


Simon Evans continúa con la taxonomía a través de sus dibujos. El artista crea mapas que van haciendo una selección tanto de objetos como de palabras y pensamientos en función de crear un lugar de pertenencia. Mapas que crean lugares, pero no lugares cualesquiera, sino lugares personales que se vuelven propios al ser cartografiados por la historia individual de cada uno. Mapas de experiencias, cargados de emociones y recuerdos. Evans selecciona objetos, hace listas de palabras y redibuja las ciudades en las que ha estado guiado por las experiencias vividas en ellas.

Muchos nuevos mapas han sido creados en la historia. En la medida que se fueron descubriendo lugares, la cartografía de la tierra fue cambiando, pero también fueron cambiando las poéticas que interpretaban esos mapas. Como una cita indirecta al mapa invertido de América que hiciera Joaquín Torres-García, Hank Willis Thomas, a quien mencioné anteriormente por su preocupación sobre las minorías negras, presenta en la colectiva de Untitled (Passport) un nuevo mapa: América del Norte unida a través del canal de Panamá al continente  Africano. A Place to Call Home es una pieza sólida y abrumadora, que retoma la poética de la obra de Torres-García sobre la hegemonía de poder entre el norte y el sur, sumando la problemática de la identidad individual que imagina una nueva configuración continental y proponiendo una explicación a la cultura Afro-americana.


Hank Willis Thomas, A Place To Call Home (Africa-America), 2009, aluminio pulido. Cortesía del artista y Jack Shainman Gallery, Nueva York


En la colectiva Untitled (History) son los libros los que actúan como mapas de la historia y la no-historia de relatos tan personales como políticos. Esta exposición busca llamar la atención sobre las relaciones formales entre la narrativa del tiempo y la experiencia del espacio. Llamada solo Untitled, la obra de Félix González-Torres que hace de punto de partida de esta exposición fue realizada en 1988 como parte de un grupo de trabajos basados en hechos reales representados por palabras, tomados de la historia o la cultura popular y escritos con letra blanca sobre fondos negros con las fechas en que ocurrieron.

En el marco de esta colectiva, la artista Voluspa Jarpa presenta Biblioteca de No Historia, compuesta por documentos oficiales sobre la dictadura chilena que fueron desclasificados por el gobierno de Estados Unidos. Presentados como libros y dispuestos a modo de una repisa de biblioteca, éstos pueden ser ojeados y llevados por los espectadores, transformando la obra en algo efímero y finito. La artista pone de manifiesto una nueva historia que se relata través de algo que no ha sido contado, a través de una no-historia. Ambos trabajos, el de González-Torres y Voluspa Jarpa, nos muestran que la historia puede ser reescrita en base a un proceso de edición y selección de nombres, lugares, hechos y cosas, cuestionando desde distintos lugares el modo unilateral en que la historia es comúnmente contada.


Voluspa Jarpa, Biblioteca de No Historia, 2011, 1,000 x 320 x 54 cm. Foto: Carolina Castro J. 

Voluspa Jarpa, Biblioteca de No Historia, 2011, 1,000 x 320 x 54 cm. Foto: Mahmut Ceylan. Cortesía: Bienal de Estambul


En esta narrativa encontramos la obra de Milena Bonilla, quien escribe su propia edición del Capital de Marx, una copia no autorizada de una traducción al español, en este caso escrito por la artista (diestra) con su mano izquierda. La acción de la artista parodia la imposibilidad de leer el libro, creando una tensión entre su contenido incomprensible y la ostentosidad de un objeto sin contenido por la complejidad de éste. Bonilla trabaja desde hace ya un tiempo con el legado de Karl Marx, relacionándolo con la sensación de vacío. En el marco de Untitled (History) participa también en una individual en la cual encontramos una calcografía hecha sobre la tumba del filósofo alemán. Stone Deaf es el video que completa la instalación, adhiriéndose a la sensación de vacío de un modo más directo. El video muestra la lápida de Marx por fragmentos, nunca en su totalidad. Se ven pequeñas grietas y hormigas que caminan a su alrededor. Ambas piezas, video y calcografía, crean una especie de anti-monumento que cuestiona  la  ideología del pensamiento de Marx. Una profunda reflexión sobre la ausencia, sensación que está muy presente en toda la obra de González-Torres y en esta Bienal.

Milena Bonilla, Capital/Sinister Manuscript (Luxury Version), 2008, libro impreso, 6.1 x 33.1 x 22.6 cm. Foto: Mahmut Ceylan. Cortesía: Bienal de Estambul


La relación entre el tiempo y el espacio se va volviendo ambigua en la medida que tomamos distancia de los hechos y somos capaces de rearticular la historia con nuestras propias experiencias. Pale Fire Freedom Machine, 2005, de Geoffrey Farmer, muestra la obsesión del artista por las posibilidades escultóricas de la fotografía y por la descontextualización de la historia a través de recortes de revistas de personajes emblemáticos y lugares reconocibles mediante los cuales  crea un nuevo escenario en tiempo presente.  La densidad histórica que se percibe al estar frente a estas pequeñas esculturas de papel es abrumadora; las figuras han adquirido volumen y vida. Una terapia de identificación, de buscar cómo, mediante las historias de otro, construir la nuestra, algo así como cuando todas las canciones que escuchamos hablan de lo que nos sucede.

Geoffrey Farmer, Pale Fire Freedom Machine (Archive), 2011, varios materiales, dimensiones variables. Foto: Carolina Castro J.

Geoffrey Farmer, Pale Fire Freedom Machine (Archive), 2011, varios materiales, dimensiones variables. Foto: Carolina Castro J.


Del mismo modo, la obra de Jonathas de AndradeResaca Tropical, 2009, se apropia de otras historias y crea relatos paralelos, invitándonos a pensar por un lado que todo lo que no ha sido observado y es olvidado es al mismo tiempo conservado por el hecho de no ser tocado o interpretado, y por el otro señalando que hay un ánimo de destrucción en la creación de un nuevo relato. Esta instalación de fotografías está vinculada a las páginas de un diario íntimo encontrado en un tacho de basura en Recife, Brasil, lugar donde el artista pasó largas vacaciones junto a sus amigos. Las fotos muestran como escenario la misma ciudad donde el diario fue escrito  pero en tiempos diferentes. Los componentes de Resaca Tropical son documentos históricos que juntos componen una ficción urbana de una ciudad en la cual se mezclan los deseos expresados en las páginas con la arquitectura de la ciudad en constante transformación.  Recife se ve como una ciudad latinoamericana tipo, marcada por la utopía del modernismo.

Como conclusión en el terreno de la historia, Taysir Batniji, la misma artista de las fotografías del retrato del padre en Untitled (Passport), nos presenta en la colectiva Untitled (History) una pequeña pieza que hace de gancho, uniendo en el terreno del arte lo público como algo privado y también político. Suspended Timeconsiste en un reloj de arena tumbado sobre una repisa, el cual tiene la misma cantidad de arena en ambos lados. El tiempo está detenido, el reloj de arena resignifica el símbolo del infinito evocando otro trabajo de Félix González-Torres que dialoga con el tiempo: Untitled (Perfect Lovers), una pareja de relojes que marcan la misma hora, realizada el año que murió Ross Laycock. Tres años antes el artista había escrito en una carta a Ross: “Nosotros estamos sincronizados, ahora y para siempre.”


Jonathas de Andrade, Ressaca Tropical, 2009, instalación con 101 fotografías y 140 páginas de diario, 13 x 20 cm c/u. Foto: Mahmut Ceylan. Cortesía: Bienal de Estambul 

Taysir Batjini, Suspended Time, 2011. Foto: Carolina Castro J.


Ya como cierre final a esta Bienal y a la compleja historia de vida que da fuerza a la obra de González-Torres está Unitled (Death by Gun). Esta obra de González- Torres corresponde a una pila de pliegos de papel impresos con los rostros de personas muertas por arma de fuego en los Estados Unidos durante la semana del 1 al 7 de mayo de 1989. Las 460 víctimas están ordenadas por nombre, edad, ciudad y estado con pequeñas descripciones de las circunstancias de cada muerte. González-Torres se apropió de estas imágenes y palabras de un artículo que publicara la revista Time llamado 7 días de muerte y las transformó en su obra. Sin lugar a dudas, este trabajo cobra aún más sentido en nuestro tiempo en que las muertes domésticas por armas y la violencia en el mundo son cada día mas comunes. Somos bombardeados todos los días por cientos de imágenes de muerte, guerra y terrorismo, haciéndose cada vez más difícil sucumbir incluso ante la realidad más brutal. La exposición grupal que lleva el mismo nombre que esta obra de González-Torres muestra la ubicuidad de la relación Pistola/ Violencia a través de una gran diversidad de obras históricas y contemporáneas.

En primer lugar, y como ancla principal a la obra del artista cubano, se encuentran las obras de Chris Burden yEddie Adams. El gatillo que Adams disparó en 1968 durante la guerra de Vietnam ha traspasado los cuerpos de miles de espectadores que hemos tenido la posibilidad de ver su emblemática fotografía Street Execution of a Viet Cong Prisoner: la muerte en carne viva a través de una imagen que es parte constituyente del imaginario del siglo veinte, una pieza que muestra la brutalidad de la soledad humana sumida por la violencia y la resignación. En Shoot, de Chris Burden la pistola se vuelve hacia el artista. Realizada en 1971, esta obra consiste en una serie de fotografías que registran el performance realizado por Burden en el cual un amigo le dispara intencionalmente en el brazo. Shoot tiene un peso político específico al enfrentar al artista cara a cara con una realidad demoledora y brutal. En su acción está el riesgo de un desenlace fatal, con lo cual el triunfo tiene una alta posibilidad de pasar a la historia del arte contemporáneo, dada su poética radical centrada en la posibilidad de fracaso y muerte. Ambas obras están enfundadas en el poder de la vida y el breve instante que la separa de la muerte.


Vista de la instalación de obras de Chris Burden, Eddie Adams y Roy Lichtenstein. Foto: Carolina Castro J. 

Chris Burden, Shoot, 1971, tres fotografías en blanco y negro y texto descriptivo del performace, 20.3 x 25.4 cm cada fotografía. Foto: Nathalie Barki. Cortesía: Bienal de Estambul.


Con la misma intensidad, aunque lejos de los hechos históricos que cargan de sentido a la obra, Estadio Nacional 11.09.09, de Camilo Yañez, dialoga de modos profundamente poético con la muerte y abiertamente político con la memoria. La historia relata que durante algunos meses de la dictadura militar chilena, el Estadio nacional fue ocupado como centro de torturas, pasando por ahí cerca de cuarenta mil detenidos, muchos de ellos hoy desaparecidos. Años más tarde, y ya vuelto el país a la democracia, el gobierno decidió restaurar el edificio del Estadio Nacional por la conmemoración del bicentenario en 2010. Yañez filmó el mismo día del Golpe de Estado, 36 años después, un loop del Estadio en pleno proceso de remodelación. La pieza está presentada en un solo show que le da intimidad y el ambiente adecuado para ser vista con detenimiento: una biografía colectiva que el artista realiza como un simbólico acto de comunión hacia sus compatriotas, amigos y familiares, y que nos muestra que aunque el lugar cambie su apariencia, el peso y la fuerza de los hechos ocurridos ahí permanecerán en la memoria de muchos.

Otra pieza de video, en una sala contigua a la colectiva Death by Gun, es Efectos de Familia de Edgardo Aragón, en esta caso una biografía familiar basada en los hechos de corrupción y conflictos territoriales entre sus parientes. Las diferentes escenas del video muestran a través de juegos de niños, ritos y amedrentamientos, ideas conceptuales que describen el crimen y la violencia.


Camilo Yáñez, Estadio Nacional 11.09.09 Santiago de Chile, 2010, video instalación con proyección a ambos lados de la pantalla, sonido, 9:56 min. Foto: Nathalie Barki. Cortesía: Bienal de Estambul 

Edgardo Aragón, 1993, 2010, pólvora sobre papel y 19 casquillos de bala vacíos, 78 x 56 cm. Foto: Nathalie Barki. Cortesía: Bienal de Estambul


La Bienal de Estambul está llena de obras notables, muchas aquí sin mencionar. Los curadores han trabajado meticulosamente la selección, tanto de los artistas como de las obras, consiguiendo su objetivo: explorar las relaciones entre arte y política, enfocándose en obras formalmente innovadoras y políticamente francas.

Esta Bienal ha corrido un gran riesgo al apostar por su formalidad estética. Encontramos en ella un gran número de obras abstractas y también en papel, muchas obras históricas pertenecientes a colecciones privadas que han sabido ser compensadas con obras de muchos artistas jóvenes, un gran número de ellos latinoamericanos. Una Bienal que exprime al máximo las posibilidades experimentales de su formato y que se asienta en las ambiciones del lugar donde se lleva a cabo y en su trayectoria.

Sus mensajes políticos, al mismo tiempo que poéticos, son claros: Ross: amor, relaciones afectivas, parejas homosexuales, discriminación e inclusión social; Abstraction: la subversión de las formas, estructuras orgánicas; Passport: conflictos de fronteras, inmigrantes, identidad; History: pasado, patrimonio, testimonios;Death by Gun: muerte, violencia, dolor, ausencia.A simple vista, y sin el filtro de las emociones a las que apela, esta Bienal parece dedicada a los coleccionistas. Es una Bienal filantrópica llena de pequeñas joyas, algo así como un gabinete de curiosidades contemporáneas dispuestas ahí por sus autores para ser examinadas y observadas por los expertos. Pudiera ser que si no somos eruditos conocedores de la historia del arte del s. XX no comprenderíamos nada de lo que ahí sucede, de las relaciones entre las obras que tanto se ha hablado en los meses previos a su apertura. Y es verdad, hay cierta complejidad en la disposición de las obras, en el modo académico en que esta Bienal ha sido articulada por sus curadores. Pero no dejo de pensar que cualquiera que visite esta Bienal puede comprenderla porque su principal característica, y en eso ha sido capaz de mostrar la esencia de la obra de Félix González-Torres, es que tiene múltiples capas, diferentes lecturas, todas válidas, todas posibles.

Una Bienal metonímica en que todos temas son dependientes e independientes el uno del otro, al igual que las obras que hablan de esos temas. Cada obra se articula en si misma como un todo, pero al mismo tiempo es parte de un todo mucho más grande. Una Bienal orgánica, que muestra que el arte es una materia viva que provoca sensaciones y reacciones, que tiene el poder de cambiar nuestro estado de ánimo, redireccionar nuestros deseos y darnos la fuerza de empujar siempre hacia delante. Una Bienal que es, primero, amorosa en su tarea de desciframiento, y luego una construcción a partir de las cosas, de valores y significados para la vida y el arte.

Untitled (12th Istambul Biennial)

Del 17 de septiembre al 13 de noviembre de 2011

Estambul, Turquía

 

Este artículo fue publicado originalmente en Revista Artishock el 9 de septiembre de 2011.