(Entrevista) Pilar Quinteros: Historias que son y no son

Pilar Quinteros (Santiago de Chile, 1988) fue finalista del Future Generation Art Prize del Pinchuk Art Centre en Ucrania en 2014, lo que ella misma cuenta fue un momento crucial en el desarrollo de su carrera, desde entonces realiza monumentales instalaciones de sitio específico en ciudades de todo el mundo. Pilar comenzó explorando a través del dibujo el espacio público, realizando intervenciones con objetos construidos de cartón que representaban elementos de uso común de nuestro imaginario urbano.

A partir del análisis estético y visual del mundo ha dirigido su atención hacia la creación de ficción en los relatos que dan forma a nuestra historia. De este modo su obra se presenta como un medio de exploración para interpretar, construir y reconstruir la realidad. “Todo lo que nos rodea nos representa, dice la artista, de manera que cada creación del ser humano es frágil, perecedera y limitada.”

Pilar participó de la 32 Bienal de Sao Paulo y realiza actualmente la residencia Gasworks en Londres gracias a una Beca de la Fundación chilena AMA. Es, además, co-fundadora del colectivo MICH (Museo Internacional de Chile) un grupo de amigos dedicados a generar proyectos de arte desde la práctica del dibujo.

 

Carolina Castro Jorquera: ¿En qué estás trabajando últimamente?

Pilar Quinteros: A fines del año pasado presenté El Faro del progreso (2017) en la Galería Gabriela Mistral aquí en Santiago. En la exposición hay una pieza central que es un video donde hago una caminata de Puerto Montt a Ensenada (en el sur de Chile). Voy caminando tratando de acceder a los bosques que voy encontrando en el camino, y no puedo, porque está todo cerrado con rejas, un terreno es privado, después otro… Cómo ha cambiado el paisaje en el tiempo tomando de referencia textos de Darwin o Humboldt sobre la zona; de bosques indómitos a cultivos y vacas

Para mí el progreso tiene que ver con algo que miras desde lejos, como un paisaje. En el viaje voy encontrando estas señales de progreso, que me impiden acceder a los lugares, hasta que finalmente encuentro un lugar donde sí está permitido, pero porque es un parque nacional. Ahí ingreso al bosque y me pierdo.

Después de eso trabajé en diferentes proyectos a la vez. Hace poco presenté Der Gegenschein, en español “El Contra Resplandor” en una exposición en Suiza llamada Zeitspuren en la Kunsthaus Pasquart en Biel. Este proyecto partió de inquietudes mías con respecto a la impermanencia, la certeza de un fin; lo que está siempre presente pero no puede verse a simple vista. Propuse, entonces, un hito en la ciudad sobre la muerte, una especie de memento mori, si se quiere. El nombre Der Gegenschein viene de un evento astronómico homónimo en el que el Sol se refleja en las partículas del espacio, algo que rara vez puede ser visto.

Finalmente no pude viajar a Suiza para realizar el proyecto allá, por lo que lo desarrollé desde Chile a partir de un evento que desde hace años me inquieta: el descubrimiento y posterior desmantelamiento de un cementerio de la cultura Llolleo en la calle Pedro de Valdivia en Santiago. Entonces Der Gegenschein finalmente resulta ser una especie de segunda parte de mi primer trabajo sobre este mismo tema: Cementerio Indio (2015).

Las preguntas respecto a la muerte y el tiempo han estado siempre presentes en mi trabajo, al menos eso creo. Tal vez,el motor original fue un miedo a la desaparición de las cosas, pero luego empecé a abrazar esa idea de que todo cambia, se transforma, y que eso puede ser algo bueno.

CC: En tu trabajo hay un intento de materializar aquello olvidado y/o desaparecido, pero también por hacer aparecer algo que está en el inconsciente colectivo, incluso algo ficticio, algo que no existe y aparece.

PQ: Al principio mi obra tenía que ver con lo que podíamos ver, con lo que estaba ahí, concreto, como realidad. Después empecé a pensar en todas las posibilidades de esa realidad, que puede ser alterada, modificada, no es la misma para todo el mundo. Eso es algo que ahora está presente en mis trabajos; lo que puede ser cierto un día, después puede queno. Por ejemplo Oopart (2016) tiene que ver con eso, que lo que encuentras en una excavación arqueológica, de repente, puede significar lo que sea y abrirte la cabeza para imaginar.

Mucho antes, en el 2013, para la Bienal de Artes Mediales, hice una investigación sobre fotos de platillos voladores. Realicé también un video en el que yo construyo un ovni y subo con él al cerro. Encuentro muy bonitas esas fotos de platillos voladores. Bonitas estéticamente.

Entonces hago varias de esas y ahí estoy pensando como el ser humano imagina otros mundos posibles. No me pongo en el caso de que sean reales, lo que me interesa es el ejercicio de imaginar cómo podrían ser los seres de otro planeta, que siempre terminan pareciéndose un poco a los seres humanos, cuando podrían tener una tecnología nada que ver. Podrían ser invisibles, por ejemplo. En mi trabajo desarrollo en parte eso; las posibilidades de lo cierto. Aquí aparecen también obras como La Catedral de la Libertad (2015), o El Faro del Progreso (2018) todos edificios que nunca se construyeron.

CC: Y cómo conviven obras como esas, en que construyes algo que nunca existió, con proyectos como Estación Pirque (2010) donde construyes, por un periodo acotado de tiempo, algo que sí existió pero que ya no está. 

PQ: Funcionan de formas distintas cada obra, en el caso de Estación Pirque (2010), que fue de mis primeras obras, mi examen de grado, fue como una aparición fantasmal. Quizá un ejercicio de homologación de los tiempos de construcción y destrucción, el original existió durante 40 años, hecho de hormigón, metal, y el mío duró una noche y era de cartón, pero tardé meses en construirlo. La gente me decía, ¿pero cómo lo vas a destruir?. Sin embargo, para mí era de alguna forma proporcional el tiempo de destrucción de una estación que duró tan pocos años, y la destrucción de mi obra casi el mismo día de su instalación.

En Casas de Irarrazabal (2011) mi interés está en dos casas que no tienen relevancia histórica ni nada pero eran las dos únicas casas que quedaban en ese barrio donde ahora hay sólo edificios. Entonces las construía escala en madera, las paseé por el barrio, y se las presenté a la gente que vivía ahí, en las mismas casas. Ellos estaban muy preocupados por el destino de mis casas, donde las guardaría, si las iba a cuidar, y yo pensaba: quizás habría que preocuparse más de las casas originales. De hecho, ya demolieron una de ellas.

CC: Hay otra cosa que aparece en algunos de tus videos, que son siempre registro de una obra, o a veces la obra en sí misma, y es que en algunos aparecen cosas extrañas, secretos, se develan cosas. Por ejemplo en Señales de Humo (2016), que hiciste para la Bienal de Sao Paulo, donde te internaste en el Mato Grosso para construir un portal descrito por el historiador P. H. Fawcett, quien desapareciera misteriosamente en busca de una ciudad perdida. Mientras ustedes estaban allí también ocurrieron cosas extrañas.

PQ: Sí, al final del video digo algo sobre eso, que podía sentir cómo estábamos afectando el ambiente. Y siempre es así, cuando tu miras una partícula la modificas. Está comprobado científicamente. Yo sentía que algo iba cambiando en el lugar en la medida que íbamos construyendo el portal. La verdad es quequiero estar abierta a todas estas posibilidades. Así, si llega alguien y me dice con fundamentos irrefutables que la Tierra sí es plana, le voy a poder creer, o con “la verdad” de lo que pasa cuando uno se muere, voy a estar preparada para aceptarla.

CC: La idea de que el mundo se va transformando con nuestra presencia me hace acordar del trabajo de un artista colombiano con el que estamos trabajando, Francois Bucher, que se llama El mundo era plano, hoy es redondo y será un holograma

PQ: Es interesante que las teorías de lo holográfico hoy en dia son científicas en tanto que las de la tierra plana son de otro origen. Dicen los científicos que el cerebro es holográfico por ejemplo, que si le sacas un pedazo no agarras los recuerdos de un periodo de tiempo, sino que siguen estando en otros lugares.

La gracia del holograma es esa, que si tomas un pedazo, la imagen sigue estando completa en ambas partes. Hacían unos experimentos horribles, abrían una salamandra, le cambiaban los hemisferios y seguía funcionando igual. En el caso de la tierra plana, lo que ocurre, es que no se cree en las imágenes del espacio, y en realidad, hay muchas que son ficcionadas.

CC: Es cierto que hay muchas cosas de la realidad que aceptamos por comodidad, pero si quisiéramos ponernos en el lugar de la duda podríamos cuestionar fácilmente. Al final el mundo es como uno lo imagina. Yendo a otro territorio, me gustaría que hablemos de tu modo de trabajar, tu modus operandi. ¿Por dónde comienzas? ¿Buscas historias, vas a los lugares, investigas en internet? ¿Te fijas en tu entorno? ¿Cómo sabes cuando comienza un trabajo nuevo?

PQ: Hay dos cosas distintas. Todo comenzó desde la cotidianeidad, desde mis recorridos por la ciudad. Pero ahora me pasa que me invitan a hacer un proyecto a un lugar y no puedo ir antes, dos veces digamos, no puedo hacer investigación ahí previamente. Por eso esta residencia que estoy haciendo ahora en Londres esta muy interesante. Vine sin ningún proyecto …. me la jugué al postular porque quería ver qué encontraba acá. Me alegra que me dieran la oportunidad de hacer esto porque siempre tengo que ir con ideas bajo el brazo. Siempre voy en busca de una imagen, de algo que no alcanza a existir del todo.

CC: Tus primeras obras ocurrieron en Santiago, aquí en Chile, pero hoy estás viajando a todas partes ¿En qué momento comenzaste a recibir invitaciones para hacer tu trabajo en distintos lugares del mundo? 

PQ: No sé. (Risas) ¡El poder de la mente! Yo creo que el concurso de Pinchuk, Ucrania (2014) fue el comienzo, el Future Generation ArtPrize. Eso fue muy importante y mucha gente me conoció y me ha ido siguiendo desde entonces. Y lo otro que pasa es que trabajo con las historias de los lugares, entonces casi siempre me invitan a hacer algo específico. Es mucho más interesante ir a hacer algo en el lugar.

CC: Yo creo que hay algo en tu trabajo que pertenece al inconsciente colectivo, historias e ideas que están ahí flotando, a punto de existir, o que existen y están a punto de aparecer. Más que un trabajo con “lo público”, son cosas no consensuadas, lo que decías antes de una verdad para todos, esto es diferente, es y no es. 

PQ: Si, son construcciones algunas más reales y concretas, y otras que están en la imaginación. La Catedral de la Libertad era muy real, existía en la moneda de 10 céntimos del país y todo el mundo se acuerda pero nunca existió físicamente. Justo este año me contactaron de Eslovenia porque hicieron una investigación para el pabellón de la Bienal de Arquitectura y el proyecto original de la Catedral de la Libertadera parte de la investigación, así que me incluyeron como la única vez en que el proyecto se materializó en la ciudad de alguna forma. Es un ícono del país que si quieres visitar no está en ninguna parte. Es loco igual. Todo está en ese punto tenso entre lo que existe pero no, eso me interesa, ese punto de tensiónentre casi realidad y casi ficción.

CC: A mi me interesa mucho eso de tu trabajo, y que de cierto modo, es algo que está latente en todo lugar, todos en un cierto punto creemos en algo que es indemostrable… esas cosas que sólo existen mientras están ocultas, las supersticiones por ejemplo, o cualquier otra cosa, es un modo de pensamiento.

PQ: El pensamiento mágico. Siempre uno cree que es el único que se le ocurrió, o lo pensó, ideas que compartimos sin saberlo.

CC: Eso, de hecho aquí es donde esto entra en el espacio de la creación. ¿Cómo te enfrentas tú a la creación de nuevas imágenes?. Tu trabajo tiene una combinación muy especial entre lo arcaico y lo nuevo, entre lo arqueológico y lo holográfico. 

PQ: Mi interés por lo arqueológico no es necesariamente nostálgico. Tiene que ver con la posibilidad de viajar a otra realidad, y esa realidad es el pasado, es a la que tengo acceso, apenas, pero es más que nada. Si pudiera viajar a otra dimensión lo haría, pero bueno.

CC: Y también ser un poco incrédulo respecto a la historia, no terminar de creer que esos lugares existen o existieron. 

PQ: Totalmente, sí. Pasó ya tanto tiempo que uno puede contar lo que quiera. Por ejemplo, te acuerdas que lo hablamos una vez, este libro de un tipo que creía que la Edad Media no había existido como se dice, porque todo lo que se escribió sobre la Edad Media fue posterior. ¡Esas cosas dan nervio! De todo momento histórico hay versiones diferentes. Está, por ejemplo, la historia reciente de Chile; que el golpe fue un horror o que era necesario, etc. Yo he escuchado las dos versiones toda la vida y las he creído por igual. ¿Cómo fue? Fue de muchas formas distintas, depende de cada persona.

CC: Las historias son como la vida, y como decías tú antes, están en constante transformación, la ley del movimiento perpetuo, las historias se van transformando también en el tiempo, alguien la cuenta, el que la escucha se la cuenta a otro y la cambia. En tu obra esto está súper presente. Tu tomas una historia, que está en el inconsciente colectivo o que es parte de la historia de un lugar, pero que muy posiblemente no tiene una imagen y tu le das forma, creas la imagen de esa historia. Entonces ocurre que para esas personas tu imagen, tu obra, se vuelve una verdad respecto a esa historia. Creas un imaginario que se grava en la mente de la gente que la ve. Es su primera visualización de un mito, de su historia. Ocurre como en la física cuántica que afectas a los observadores de tu obra. Tu visión se expande, hasta transformar la imagen que cada persona puede llegar a tener de esa historia. 

PQ: Es el origen a una verdad nueva (risas). Es bien potente igual, es cierto. No lo había visto así. En Ucrania, con la Fuente de la amistad de los pueblos (2014) pasó eso, los jóvenes nunca habían visto la fuente y la vieron por primera vez cuando hicimos la acción en Maidán, la plaza principal de Kiev. Para los adultos significó otra cosa, porque la conocían bien.

Al día siguiente de hacer la acción pública, salió en las noticias un reportaje en el que envían a un notero a Buki, un pueblo a hora y media de Kiev donde actualmente está la fuente para conocerla y contar su historia. Fue emocionante eso, no sé si fue casualidad o no.

CC: Es como este fenómeno, no recuerdo como se llama, que piensas en alguien y te lo encuentras, o alguien te cuenta sobre algo y después lo lees en todas partes… ¿simultaneidad?. No se.. pero sabes de que te estoy hablando. Esto ocurre en tu trabajo, como si despertaras el espíritu de las cosas y las trajeras a esta otra capa de realidad. Quizá también tiene que ver con el pensamiento mágico. Toda esa energía que le dedicas a hacer aparecer algo, hace que se muevan las cosas en relación a eso. Una conexión invisible. Tus obras comienzan en esas cosas que están a punto de existir.

PQ: Pensando un poco en qué es el arte (que siempre te preguntan) para mí el arte es un lugar, ese lugar tenso entre lo que es real y lo que no, entre lo sagrado y lo profano, está en ese espacio entremedio. Es un borde. Yo creo que es un borde. Por eso todas estas historias que son y no son, que están entre existir y no existir me interesan, porque están en ese borde. Me emociona pensar que puedo, en la representación, darle forma a este encuentro entre dos mundos; el mundo de lo que es y de lo que podría ser..