Mira Schendel: El arte como nostalgia de Dios

Mira Schendel visitó Londres por primera vez en 1966 invitada por Guy Brett, quién la había conocido en su visita a la 5ta Bienal de Sao Paulo, para realizar una exposición individual en la mítica Signals Gallery (1) . Era el primer viaje que ella hacía a Europa después de exiliarse a Brasil en 1949 donde realizó prácticamente toda su carrera como artista. En ese mismo viaje visitó Portugal para exponer en la Buchholz Gallery de Lisboa. Casi cincuenta años más tarde la obra de Mira Schendel regresa a Europa para presentarla como una de las artistas mas prolíficas del s.xx, participó de la Bienal de Venecia en 1968 y en la de Sao Paulo desde sus orígenes. Gracias a la colaboración entre la Pinacoteca do Estado do Sao Paulo y la Tate Gallery de Londres, más un arduo trabajo de investigación de las comisarias Tanya Barson y Taisa Palhares, hoy es posible ver una de las retrospectivas más grandes dedicadas a esta artista fuera de Brasil. La exposición en la Tate terminó el pasado mes de enero para trasladarse al Museo Serralves de Oporto (Portugal) donde estará hasta fines de junio. Esta consta de más de 200 obras que van desde las pinturas de sus comienzos, con una clara influencia de artistas de escuela metafísica italiana como De Chirico y Morandi, pasando por algunas de sus instalaciones como Ondas Paradas da Probabilidade (1969), Droginhas (1965-66) mostradas por primera vez en Signals, para terminar el recorrido con sus últimas pinturas completamente abstractas. 


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Vista de la instalación Graphic Objects, 1967–2014. Transferencias de dibujo sobre papel japonés entre láminas de acrílico transparente. Museo Serralves, 2014. © Mira Schendel State, São Paulo, Brasil. Foto: Filipe Braga. © Fundação de Serralves


La biografía de Mira Schendel es fundamental para la comprensión de su obra. Nace bajo el nombre de Myrrha Dagmar Dub (Schendel es el apellido de su segundo esposo) en Zurich en 1919 en una familia judía convertida al catolicismo. Su padres se divorciaron cuando era muy pequeña emigrando con su madre a Milán. Allí estudia filosofía en la Universidad Católica del Sagrado Corazón, pero debe abandonar sus la carrera en 1938 ya que es perseguida por Musolini debido a su origen judío. Entre 1939-1944 sus movimientos son inciertos, sin embargo el desplazamiento cultural, geográfico y lingüístico que experimenta van a volverse evidentes en su obra donde incluirá palabras y letras. Al terminar la guerra regresa a Italia casada con un yugoslavo con el que emigran a Brasil instalándose primero en Porto Alegre y luego en Sao Paulo. Su profundo interés por Heidegger y la filosofía fenomenológica, así como por la religión y los asuntos de la existencia la llevarían desde muy joven a establecer correspondencia con el cura, escritor y teólogo italiano Ferdinando Tartaglia (1916-1987) con quien mantendría una profunda amistad hasta su muerte. Fue él mismo quien la introdujo a los escritos del teólogo John H. Newman (1801-1890) cuya obra citará en unas de las primeras pinturas en las que incluye letras describiendo las palabras de Aquiles en la Iliada cuando éste regresa a la batalla, “You shall know the difference now that Im am back again”. Tanto Newman como otros intelectuales que Schendel conocerá a lo largo de su vida, entre ellos Vilem Flusser, Max Bense y Umberto Eco, se volverán esenciales en su exploración sobre lo divino y la presencia del ser en el mundo, búsquedas fundamentales para en la realización de toda su obra. 
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Vista de la instalación Still Waves of Probability, 1969–2014. Hilo de nylon, texto en acrílico. Museo Serralves, 2014. © Mira Schendel State, São Paulo, Brasil. Foto: Filipe Braga. © Fundação de Serralves


Mira Schendel escribe a Tartaglia en una carta: “Art is nostalgia for God, you don´t have to paint what you see, note even what you feel, but only what lives inside us … so much pain led me to a medium of expresion. I don´t know if my paintings is great, I just know that it´s art.” Después de la muerte de Mira Schendel en 1988 su trabajo despertó un inesperado interés en la historia del arte. Para entonces, junto con Helio Oiticica y Ligia Clark, el arte brasileño era observado con el ojo de un “arte puro”, mediante el discurso de la autonomía artística y bajo la influencia de las teorías formalistas de Clement Greenberg. En el proceso, lo que podemos llamar el aura espiritual de la obra de Schendel no fue considerada, llevando a circular principalmente las interpretaciones mas racionales. En el sitio web de la Tate se pueden encontrar más de 15 horas de debate entre las comisarias y teóricos como Geraldo de Souza Dias, Guy Brett y Briony Fer, entre otros, respecto a las recientes investigaciones en torno a la profundidad del discurso de Mira Schendel. Recién ahora, señala Tania Barson, una nueva generación de investigadores y doctorandos la han comenzado a investigar. Tuvieron que pasar los años para que surgiera el interés por la visión filosófica y existencial de esta artista, y se diera a conocer su búsqueda espiritual como parte esencial de su legado. Como señala de Souza Dias, quien publicó en 2006 Mira Schendel: O espiritual á Corporeidade, “la esencia de su trabajo se puede entender como la experiencia de un Yo en el mundo como metáfora de la vida humana, asumida existencialmente, y siempre mediada por principios divinos”. No me atrevería a defender el arte de Mira Schendel como brasileño, sino más bien universal en el sentido de su profundo cuestionamiento por el Ser y el vacío. Estas nociones son hilo conductor de su obra, muy en concreto en sus instalaciones antes mencionadas en las cuales objetos sutiles y trasparentes estimulan el espacio como si se tratara de una nueva dimensión. Las pinturas de Mira Schendel difieren mucho de las que circulaban en Brasil en los años de su llegada a Sao Paulo, siendo la suya una abstracción mucho más matérica y primitiva que la concreta. Como señala Paulo Herckenhoff, Mira Schendel, “tomó el arte brasileño y lo transformó en asunto filosófico. Mediante su noción del espacio y la materia, cuestionó el mundo como una filósofa”. Consiguiendo alinear el modernismo clásico con aspectos esotéricos, posiblemente en un intento por unir ciencia y mística. En Brasil además de ayudar a crear un círculo de intelectuales provenientes de diversas áreas de conocimientos, Schendel solía tener intensos diálogos con los monjes de la orden de los domínicos con quienes discutía sus conceptos e ideas religiosas y espirituales. Para ella lo divino no se limitaba a una misa de domingo o una visita a la Sinagoga, sino a un diálogo continuo que establecía principalmente mediante su obra. 


Mira Schendel, Sin título, 1962, óleo sobre tela, 74.9 x 74.7 cm. The Museum of Fine Arts, Houston; The Adolpho Leirner Collection of Brazilian Constructive Art © The Estate of Mira Schendel. Cortesía: Tate Modern

Mira Schendel, Sin título, 1962, óleo sobre tela, 74.9 x 74.7 cm. The Museum of Fine Arts, Houston; The Adolpho Leirner Collection of Brazilian Constructive Art © The Estate of Mira Schendel. Cortesía: Tate Modern


Una de sus obras más conocidas actualmente y presentes en esta exposición son sus Droguinhas ( 1965-1966 ), papel de arroz retorcido y anudado generando volúmenes escultóricos, para ella “estos eran un objeto transitorio, efímero, expuesto al mundo, a los elementos, al polvo, como nuestras propias vidas.” Sin duda una búsqueda fenomenológica del ser, desde un punto de vista oriental muy cercano al misticismo Zen. Es difícil resumir el rico universo que nutre la obra de Mira Schendel, sin duda su inquietud por nociones como lo divino, el vacío y el silencio invita a relacionarla con artistas con preocupaciones formales y conceptuales muy cercanas como Josef Albers, Xul Solar, Barnett Newman, Agnes Martin o Joaquín Torres García quién fuera de gran inspiración en una etapa de su obra. Posibles relaciones podrían surgir en futuras investigaciones, pero la sola obra de Schendel es merecedora de profundas investigaciones que superan la comprensión de las formas y requieren una mente comprometida con la existencia de un mundo que esté más allá de lo visible. Las intensiones de su trabajo no serían completamente comprendidas sin contemplar el cruce que el aspecto formal-moderno de su obra hace con su búsqueda metafísica-espiritual.


(1) Signals fue una galería experimental fundada en 1964 como el Center for Advanced Creative Study en el departamento del artista Paul Keeler. Al poco tiempo tomó el nombre de Signals. Sus fundadores fueron Guy Brett, David Medalla, Paul Keeler, Gustav Metzger y Marcelo Salvatori.

Este texto fue publicado originalmente el 31 de marzo de 2014 en Revista Artishock