(review) Ian Waelder. After A Hippie Jump

La galería L21de Madrid presenta desde el mes de septiembre la exposición individual del joven artista Ian Waelder (Madrid, 1993) “After a Hippie Jump” . Este proyecto gira en torno a su experiencia con el monopatín, su manera de desplazarse por la ciudad, los retos que este medio propone y las diferentes perspectivas y velocidades que adopta el mundo sobre sus ruedas.

After A Hippie Jump. Vista de la exposición en galería L21, 2014

After A Hippie Jump. Vista de la exposición en galería L21, 2014

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La primera pregunta que me surge al entrar a la exposición es ¿dónde está el cuerpo?, y es que hay una ausencia allí de alguien que evidentemente ha estado dejando huellas por toda la sala. Los objetos que conforman la exposición son mínimos, es evidente que están allí como el rastro de un movimiento y una fuerza que necesariamente tubo que ejercer un cuerpo para transformarlos y dejarlos en esas condiciones. No son piezas pasivas, son como un muerto en mitad de la calle, un cuerpo en el suelo que si bien puede ser un borracho lo miras pensando que está muerto pero no te acercas por miedo a que tal vez se levante. Una especie de inercia en estado de reposo afectada por algo reciente, el después de.

After a Hippie Jump habla de un después “after” haber hecho algo (el Hippie Jump es un tipo de salto), un momento entre la acción y su continuación, ¿qué haces después de haberlo conseguido?, después de muchos intentos de saltar al muertito en el pavimento. Las experiencias propias del artista están todas ahí, en los objetos. Todo remite a la corporalidad y a la acción, primero la performativa, el artista como fuerza que modifica la materia y luego la materia como cuerpo transformado.

After A Hippie Jump. Vista de la exposición en galería L21, 2014

After A Hippie Jump. Vista de la exposición en galería L21, 2014

Ian Waelder es un artista-patinador cuya obra deviene de su actividad cotidiana que es patinar: ir por la calle en una tabla que se desplaza a otra velocidad que las propias piernas, la bici o el autobús. En ella las rugosidades y texturas de la ciudad se vuelven mucho más sutiles y notorias. Sensibles a las ruedas del patín se traspasan al cuerpo del patinador creando en él una actitud corporal. Ese cuerpo actúa frente a su entorno expresando el modelado de los movimientos que adopta en su recorridos cotidianos, los obstáculos superados y la nueva perspectiva que le ofrece su medio de transporte que a la vez es un juego.

DOG WITH PEOPLE, 2014. Impresión de plano 110x80 cm

DOG WITH PEOPLE, 2014. Impresión de plano 110×80 cm

En la galería se encuentra la materia transformada, deformada, aplastada, doblada como huellas de la adrenalina después del Hippie Jump, también algunas fotografías que dan a la exposición una cadencia afectiva, la de los lugares en los que el artista ha estado de pie o sentado, observando el mundo detenido al nivel del resto de los mortales. Porque no podemos olvidarnos que ir en el patín es como tener súperpoderes, aquel que domina bien el arte de patinar es invencible ante los altibajos de la ciudad que va dejando atrás, y cuando el superhéroe se baja de la patineta la vida le parece lenta, pero no por eso menos atractiva. Los objetos en la galería se encuentran medio muertos porque existen a una velocidad diferente, porque el cuerpo que les imprimió la acción se ha ido a practicar nuevos saltos porque el Hippie Jump ya lo ha conseguido y hay que ir a por más.